sábado, 17 de agosto de 2013

Niños.

Sobrinos nos leemos aquí otra vez, que gusto que estén (los que estén) y bueno, daremos inicio a este pequeños monólogo que preparé con mucho esmero para ustedes.

Y es que es monólogo de hoy trata de los niños, inspirado en los últimos días de clases, así que échenle ganas mijos.

COMIENZO.

Los niños siempre, siempre, siempre que están de vacaciones se la agarran como si no tuvieran obligaciones, pero no, no saben que cuando salen de la escuela los papás tienen chacho nuevo aunque ellos no se den cuenta. ¡Celebremos con una copita!... chacho, por favor tráeme un juguito.

Cuando los niños quieren un juguete siempre hacen berrinche y aunque quieras ignorarlo sabes que le darás lo que quiere por el simple hecho que quieres que se calle. ¿O no?

Cuando entran a la escuela... mta... pero, agárrense 'apás porque tienen que ir a buscar los útiles, los uniformes, los libros, los zapatos, en fin, una lista interminable para que a las dos semanas de curso l@s maestros digan que no utilizarán tal cosas... ya me pasó, ¿A ustedes no?

En el tema de las golosinas los niños siempre quieren más de lo que piden, cuando te dicen "¿Me das un dulce?" en realidad quieren decir "Dame toda la bolsa, no te preocupes, no me los acabaré" mientras sueltan una sonrisa que deja entrever el chocolate que se comió hace unos minutos.

Y cuando los niños en realidad no quieren algo, sí lo quieren, ¿Alguien ha regañado a su hijo o hermano y después le quieren dar un juguete para que los perdonen? Sí, eso pasa. Son como las mujeres, sus respuestas varían, denle un juguete cuando esté enojado y te dirá que no, en cambio si ya no se lo ofreces él te lo pedirá unas horas después con cara de "hice mal, ahora dame el juguete papi".

Esto fue todo por hoy, nos estamos leyendo el lunes sobrinos. Jarcoreen sin mirar a quién. chaito.

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